Mis proporciones, mis medidas.

 Otra de las cosas que hicimos la pasada semana fue CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS. Con esto me refiero a conocer nuestras proporciones, nuestras medidas, nuestra manera de movernos en el espacio... Todo ello debíamos representarlo en nuestro Muguruza y medirnos con una cinta métrica, no solo nuestra altura, sino nuestros movimientos, para así poder saber cual sería la medida de nuestra silla ideal, nuestra mesa ideal, nuestra ventana ideal... 

Para ser un buena arquitecto, todas estas cosas se tienen que tener en cuenta, para hacer la vida de las personas más fácil teniendo en cuenta nuestras características comunes, aunque distintas.

Me alucinó esta actividad, pues nunca antes había tenido la curiosidad de medirme la palma de la mano o medirme con los brazos abiertos y descubrir que mide lo mismo que mido de pie. O tal vez que cuando levanto el brazo a tope puedo llegar a 1,90 metros, por lo que me podría permitir coger algo de una estantería a esa altura, o también la distancia que hay de mis rodillas hasta la parte de atrás de la cadera para saber las medidas que debería tener una silla para sentarme.


Me gustó mucho conocer mis proporciones y sorprenderme con algunas de ellas (como por ejemplo, que desde mis ojos, a mi barbilla, a mis hombros, a mi axila, hay 10 cm respectivamente, pues las medidas son 1.49, 1.39, 1.29, 1.19. ¿Curioso verdad? De hecho, para colmo mido 1.59 m.

Como conclusión, ahora me intereso más por saber las medidas de las cosas y la gente, mirar las proporciones y poco a poco tener pensamiento de arquitecta y preguntarme por qué las cosas, muebles e infraestructuras están donde están y no en otros sitios o alturas.

 

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